Ya es hora de que en el boxeo se acabe, de una vez por todas, con los malos jueces, especialmente en Panamá.
Con estos personajes que lo único que hacen es emitir votaciones descabelladas y que al final, sin importarles con nada ni con nadie, echan al tinaco de la basura las miles de gotas de sudor y sangre que derraman los boxeadores dentro de un gimnasio y en el mismo combate.
Individuos con saco y corbata que son capaces, por su ineficacia, de convertir el sueño dorado de todo pugilista en un costal de tristeza y desilusión.
Pero ya es hora de que esta mala práctica de los jueces llegue a su fin. Ya es hora de que la Comisión de Boxeo Profesional de Panamá (Comibox), que dirige Jaime Salas, se amarre los pantalones, con el objetivo de que puntuaciones absurdas como las que se presentaron en la pelea entre el mexicano Saúl Canelo Álvarez y el puertorriqueño Miguel Ángel Cotto, no se repitan en nuestro país.
Y hago énfasis en que no se repitan en nuestro país, porque he sido testigo de fallos así o peores. No nos llamemos a engaño, esta es la realidad de nuestro boxeo y no se puede ocultar.
Lo triste es que al final de la refriega, luego de que el respetable público castiga con sus abucheos y silbidos a estos jueces por sus desacertadas calificaciones, la Comibox se hace de los oídos sordos y de la vista gorda, ante semejante ineptitud.
Por eso es que hoy invito a la Comibox a que analice y ponga en práctica una propuesta del colega Héctor Villarreal, que consiste en que cada juez suba al ring y lea al final del combate su tarjeta.
Me cuenta el colega que esta proposición la hizo en 1998 siendo secretario de la Comibox. En ese momento, con Miguel Prado como presidente, la propuesta fue planchada.
Pero ya es hora de que vuelva al tapete. Acá, o nos quedamos sin árbitros o mejoran. Porque en este mundo del boxeo, la realidad es que los artistas de la película sacrifican horas de entrenamiento, para luego subirse al cuadrilátero a tirar trompadas, arriesgando sus vidas.
Por su parte, los promotores montan la velada boxística y se arriesgan a perder grandes sumas de dinero.
¿Y los jueces? ¿Qué aportan ellos? ¿Qué arriesgan? Ya es hora de que se sepa quiénes son los que meten la pata en las tarjetas. A ellos se les podrá dar seminarios, pero si no mejoran en la práctica, deben ser suspendidos. Y si son reincidentes, hay que suspenderlos de por vida.
¡Basta ya!