Si queremos un cambio radical en el deporte panameño, de cara a los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, ya es hora de que se deje de disfrazar la verdad. Esa que golpeó como un yunque al territorio panameño, luego de la actuación de nuestros atletas en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016.
Una verdad que el máximo jerarca del Comité Olímpico de Panamá (COP), Camilo Amado, le pone el disfraz de la mentira cuando todos fuimos testigos de lo que sucedió en Brasil, con la participación de la delegación panameña integrada por 10 atletas.
Aclaro que una cosa es sentirnos orgullosos porque nuestros guerreros dieron el máximo esfuerzo en el campo de batalla, y otra cosa es no decir la verdad de sus actuaciones.
Camilo Amado, en entrevista concedida a la colega del Grupo Epasa Maricarmen Camargo, se atrevió a calificar como positiva la actuación de Panamá en los Juegos Olímpicos 2016.
Al tratar de justificar su apreciación, hizo una comparación de la participación de Panamá en los Juegos Olímpicos 2016 con la de años anteriores.
Para aclarar este punto, quizás a Camilo Amado se le olvidó la medalla dorada que consiguió el colonense Irving Saladino en los Juegos Olímpicos de Pekín 2008.
Luego, el mandamás del COP puso como ejemplo el hecho de que Alonso Edward llegó a la final de los 200 metros planos, un sitio que, según el dirigente, Panamá solo lo ha hecho cinco veces.
Esto no es otra cosa que disfrazar la verdad, ponerle un esmoquin para que luzca elegante ante los ojos de los panameños cuando al final todos sabemos que el objetivo que se perseguía, que era la de conquistar una medalla en los Juegos Olímpicos 2016, no se cristalizó. Se esfumó con el viento de la ilusión y la esperanza, que hoy nos lleva a apuntar hasta el 2020, cuando Panamá cumplirá 12 años de sequía en el medallero olímpico.
Ya basta de disfrazar la verdad en el deporte panameño. En Río de Janeiro se falló. El objetivo no se conquistó, porque el costal de la esperanza regresó al país lleno de tristeza y desilusión.
Y que Camilo Amado no hable de planificación de cara a Tokio 2020, cuando fue él quien aceptó que David Muñoz viajara a competir a Río 2016, en la disciplina del tiro, con una pistola que no reunía los avances en tecnología, en comparación con las armas de sus rivales de otros países.
¿Es esto planificación?
Nunca escuché ni a David Muñoz ni a Camilo Amado hablar sobre este problema. Esto solo me indica que era más importante viajar a Brasil a participar y no a competir, en un acto que se lleva la medalla de oro de la irresponsabilidad.
Para cerrar traigo al tintero lo que ocurrió en México, donde el director de la Comisión Nacional del Deporte de ese país puso su cargo a disposición, a pesar de que los aztecas terminaron con tres platas y dos bronces en el medallero de Río 2016.
¿Qué deberían hacer Camilo Amado y comitiva, luego de lo que pasó con la irresponsabilidad en el caso de David Muñoz, además de la actuación de Panamá?
Usted, amigo lector, saque sus propias conclusiones.