Especialistas
Neuropsicólogos, patólogos del lenguaje, audiólogos y psicopedagogos, entre otros, contribuyen a facilitar la aplicación de tecnologías de investigación básica a problemas de aplicación clínica al trabajar en conjunto con neurólogos, psiquiatras, psicólogos y neurocirujanos.
Msc. Ramiro Campos Patólogo del lenguaje Neurorrehabilitador / CIAES UDELAS Teléfono: 501-1070
Algunas veces escuchamos a algún padre o madre decir algo parecido a: mi hijo es sordo, pero con los audífonos ahora escucha muy bien.
Es importante conocer qué significa cada una de las palabras que se emplean para indicar la situación audiológica de sus hijos, ya que de cara a una posible intervención e incluso, escolarización, se hará de una forma lo más adecuada posible para el niño que padece algún tipo de alteración en la forma de recibir la información que proviene por medio auditivo.
Es muy importante conocer el tipo de alteración auditiva que tiene su hijo, ya que sus consecuencias serán mayores o menores en función de las características de su problema.
Así, la deficiencia auditiva se refiere a la existencia de una pérdida en la audición, sin tener en cuenta el grado de pérdida de la misma. Es decir, cuando hablamos de deficiencia auditiva, nos referimos a un concepto grande que recoge el término de hipoacusia y de sordera.
Si la pérdida auditiva no es igual o superior a 90 decibelios, nos referimos a hipoacusia. Si la pérdida auditiva supera ese umbral de audición, hablamos de sordera o anacusia. Algunos utilizan el término cofosis.
Diversas definiciones
Myklebust explica que sorda es aquella persona cuya audición no es funcional para la vida cotidiana; hipoacúsico es el individuo cuya audición, aunque alterada, es funcional con o sin audífonos.
Schrager indica que la persona sorda presenta una audición disminuida y debido a la ausencia del lenguaje, almacena su pensamiento en imágenes. La persona hipoacúsica, para este autor, adquiere un lenguaje básico interior.
Lowe manifiesta que el sordo es un ser igual que incorpora el lenguaje por la visión. El hipoacúsico, sin embargo, posee en su guía auditiva su mayor capacidad, aunque sea con la reeducación y con el uso de audífonos.
La pérdida auditiva media, según la escuela de Bekes, es de 90db. Otros autores dicen valores distintos, pero en general, la media oscila entre 86 y 92 db.
Distinguir entre una persona sorda o hipoacúsica no depende solo de la pérdida auditiva, sino también del estado neurológico, la capacidad de aprendizaje, factores ambientales, etc.
Interacción
En cualquier caso, la metodología y el cercamiento ha de ser diferente e individualizada. El cerebro y la mente son complejos y se hace cada vez más necesario generar una instancia de gestión en el país, donde se articulen proyectos interdisciplinarios clínico-básicos, que permitan la interacción de especialistas en diversas subdisciplinas.