Panamá es el país con el consumo de tabaco más bajo de la región un aproximado de 200 mil personas, la prevalencia de la población de menos de 29 años está aumentando y actualmente alcanza el 10%, situación que sigue preocupando a las autoridades de Salud.
Algunas cifras rescatadas del Ministerio de Salud en Panamá Minsa aseguran que esta adicción afecta al 6.4% de la población panameña, específicamente al 9.7% de los hombres y 3.1% de las mujeres.
Mientras, a unas 2,000 personas al año se les diagnostican enfermedades derivadas del consumo de tabaco.
En Panamá ha surgido una nueva forma de consumo de tabaco entre la población más joven: narguiles, arguiles o pipas de agua.
Estos productos contienen tabaco, pero lo que no saben es que una hora de fumar estas pipas representa el consumo de 100 cigarrillos y la exposición 40 veces más de monóxido de carbono.
Pero no todo podría estar perdido, pues al país podría llegar la cura en tan solo una hora y media.
El método "Abrahamson" lo desarrolló Ehud Abrahamson, un reconocido experto en desarrollar metodologías para combatir la dependencia al tabaco y la nicotina, y es un conferencista internacional en el campo del desarrollo personal y el automejoramiento.
El método utiliza un sistema combinado de apoyo integral y desintoxicación único, natural y no invasivo. Con este método, más del 80% de las personas dejan de fumar en una sola sesión y describen una sensación de apatía por la nicotina después del tratamiento.
Abrahamson aseguró que todo está en la mente, primero se hace una terapia grupal, luego una personal; tras salir de la terapia, los pacientes siguen algunas indicaciones y listo. En Panamá unas 50 personas han sido curadas de su adicción.
La psicóloga Mayra Iglesias aseguró que no se descarta la posibilidad de tratar a los adictos con este tipo de métodos, pues según ella, el tabaco tiene tres tentáculos con los que tomarnos al asalto: un efecto estimulante, un efecto calmante y un placer por sí mismo.
Por ello, para dejar de fumar habrá que entender muy bien que es la dependencia psicológica y no la física la que mantiene y consolida el hábito de fumar, concluyó la especialista.
En los adultos, el humo ajeno causa graves trastornos cardiovasculares y respiratorios, En los lactantes causa muerte súbita.