Odalis Orozco La Moñona. Es así como se conoce a la Virgen de Santa Librada en el libro Costumbres y Tradiciones Tableñas. En el libro se describen las devociones del pueblo santeño: La adoración a la Santa Cruz, devoción a la Virgen de Santa Librada y la veneración del Niño Jesús de Praga.
La escritora Norma de Testa explica que en él relató las historias pasadas de sus abuelos y tatarabuelos sobre la llegada de la imagen de la santa al pueblo. Allí manifiesta que se marca en el año 1650 donde hoy está establecida la iglesia de Santa Librada, no existía nada, solo era un montículo de tierra y cactus.
Relata que en el amanecer de un 19 de julio, dos campesinos ordeñadores llevaban sendas vacas al corral y se sorprendieron al observar, en dicho montículo, la figura de una mujer joven y bella que oraba con los brazos abiertos mirando al cielo, aunque no podían distinguir bien debido a la hora.
Los campesinos, al acercarse al lugar, solo vieron la imagen de una virgen que no conocían , la recogieron y se la llevaron a sus patrones y estos lo entregaron al párroco de la iglesia de La Villa de Los Santos. El cura, que era de España, reconoció de inmediato la figura de Santa Liberata, virgen y mártir española que junto a sus ocho hermanas, nacidas del mismo parto, sufrieron cruel martirio por defender y profesar sus creencias católicas. Santa Librada fue la primera y única mujer que murió como Jesús.
La imagen de la virgen, en varias oportunidades, desapareció del sitio donde la ubicaba el párroco y era encontrada en el mismo lugar donde fue vista por primera vez. Lo que los pobladores deducían era que la virgen quería que se le edificara la iglesia.
En su obra, la profesora Testa se remonta, incluso, al origen del nombre de Las Tablas, de los primeros pobladores, en esencia, de la cultura de todo un pueblo.