De lo que no nos cuesta, hagamos fiesta. Parece ser el patrón de conducta de muchos que llegan a servirse, en vez de servir, a la administración pública.
Los 15 mil escandalosos nuevos empleos en el gobierno son una muestra de ello. Primero fue necesario separar lo que se reveló como planilla, de lo que eran plazas de trabajo, porque en ese total habían aumentos y otro tipo de estipendios. Una vez hecho, las miradas sorpresivas y reacción indignantes no se hicieron esperar. ¿Son necesarias todas esas personas en el engranaje gubernamental? Si de alguna manera hacen más eficiente su funcionamiento, lo aplaudimos, pero es ese el resultado, quién y cómo lo mide? Nadie porque eso es lo de menos.
Trabajar en el gobierno, sigue siendo visto como un acomodo de cinco años que hay que aprovechar, más allá de el servicio que se hace al Estado. Claro, muchos al leerme dirán, éste vive en el país de las maravillas, sigue fantaseando o qué se yo... Probablemente, pero es la realidad, una realidad que parece efímera porque estamos acostumbrados a otra cosa. A jugar vivo, a sacar provecho, a rebuscarnos en todo y por todo. Es una actitud permitida y de allí se desprende el término "corrupción institucionalizada". Ya está comentada en la estructura administrativa del sector público, es parte de.
Pero peor aún es cuando se justifica la necesidad de algo que, a todas luces, no lo es. Lo cuestionable, dentro de todo lo que repele, es que lo que antes era malo y critiqué, ahora es bueno y lo justifico. Si el manual está errado, la clase será un fracaso, eso se refleja en la sensación impopular de quienes administran la cosa pública, porque eso parece preocuparles más.
Pero nada es congruente y me refiero a lo siguiente: pierdes el control de la seguridad en una provincia tan golpeada como Colón, pero estás trabajando en una reordenación... No logras generar confianza del trabajo en el gabinete, pero no haces cambios contundentes... Se escoge a un director de la Caja de Seguro Social para que ponga orden y solvente la institución, pero te metes y reviertes sus decisiones... Y por ahí me voy, un decreto 130 que no ha quedado claro...
Entonces viene lo fácil, el populismo. Ese patético comportamiento político paternal, que lo único que hace es faltarle el respeto al ciudadano inteligente.
Dentro de cinco años serán otros, si no elegimos distinto, los que se acomoden y acomoden a los suyos será una historia repetida en espiral.
Tenemos la ventaja de las actividades comerciales y negocios del Estado, pero todo es finito y si siguen haciendo fiesta con lo que no les cuesta, otros veremos las consecuencias. Mucho tenemos con el incierto futuro de una jubilación que es tan poco probable como el orden y sacar a los que han abusado de esa institución de seguridad social y que están incrustados en puestos que cuando se ven amenazados salen a luchas reivindicadoras.
Por donde nos asomemos hay repugnancia, pero es una caja de Pandora, difícil de dejar al descubierto.