Educación universitaria
La nueva generación de chicas residentes en Emberá Drua y comunidades vecinas aprovechan la cercanía con la ciudad de Panamá para asistir a la universidad. Se preparan en carreras de turismo, educación y tecnología.
Belleza al natural. Así puede resumirse el encanto de las emberá, reconocidas como las más bellas indias entre los pueblos originarios de América.
Por algo hay registros, desde los tiempos de la llegada de los españoles, que resaltan el garbo y donosura que los europeos advirtieron en las emberá. Historias de las que no escapa ni el mismísimo Vasco Núñez de Balboa, quien quedó flechado con una de ellas, cuando se internó en el territorio Emberá-Wounaan, en su aventura hacia el nuevo mar.
En 1985 se creó la comarca Emberá-Wounaan (circunvecina con la provincia de Darién), donde estas damas han sabido ganarse un lugar dentro de sus costumbres y tradiciones.
Como toda cultura, la emberá también es dinámica. Sus mujeres hoy no están desnudas o solo pintadas, como los españoles las conocieron. Ni con el busto descubierto como se acostumbraba en el pasado (hoy solo las mujeres mayores), pero sí han añadido a su gracia natural unas coloridas faldas (parumas), combinadas con accesorios tradicionales.
DIAaDIA viajó hasta el interior agreste del Parque Nacional Chagres, en las riberas del Canal de Panamá, para ver una nueva expresión de la feminidad emberá.
Allí, las jóvenes de la comunidad Emberá Drua han heredado la belleza indígena, a la que le han agregado un sutil toque de galantería al ritmo de sus parumas, con diversas variaciones a la hora de lucirlas.
Ya no es solo la paruma atada a la cadera. Ahora puede ir a juego con un top ombligo afuera y lazo frontal, o top largo más recatado, o bien un chal a juego con la falda. ¡Hay que verlas!