Hummm... qué feo huele. Un olor extraño recorre unos dos kilómetros de distancia, unos se cubren la nariz para ver si el olor pasa, otros miran buscando de dónde viene mientras se quejan, pues su sentido del olfato es lesionado... Todo el revulú lo ocasiona una persona que come cerca de ellos una rica rebanada de papaya.
Esta fruta, común en cualquier patio de casa, ha sido durante muchos años denigrada por las personas, pues su peculiar olor hace asquear a muchos y aseguran que comerla en la calle es un tormento, ya que el olor se impregna en las manos o en la ropa.
Catalino Aizprúa vende papaya en la 5 de Mayo y aduce que la gente es muy especial al comprar la fruta, pues piden que se la envuelvan en doble cartucho y si la compran entera, que no le quiten la cáscara, pues dicen que es hedionda y no se quieren embarrar.
La única forma de que el olor de esta fruta no se sienta es cuando se hacen ensaladas y se mezcla con otras cremas que evitan que el olor emane.
Según el vendedor, los panameños son un poco ridículos al momento de comerla, mientras que a los extranjeros no les importa, la pelan en la calle sin ninguna restricción; en ocasiones piden para llevar.
Actualmente, la fruta mantiene un precio considerable, a 0.30 la rebanada, y la papaya entera hasta $2.00, dependiendo del tamaño.