No hacen caso. Televisores, trastes viejos, sillones y hasta pedazos de mesas no son parte de una residencia común en Santa Ana, sino de los desperdicios que las personas que viven en sus alrededores tiran dentro de los lotes donde algún incendio destruyó una edificación, y hoy están baldíos.
Lo peor no está en la basura, sino en la cantidad de mosquitos que se acumulan dentro de estos recipientes, solo basta con lanzar una piedra y salen por montones del lugar; los sitios están tan sucios que ni los perros entran; de vez en cuando uno que otro indigente llega buscando qué puede llevarse.
Esta situación preocupa a la Autoridad de Aseo Urbano y Domiciliario (AAUD), que realiza constantes operativos en este sitio, pero lamentablemente los residentes no ponen de su parte.
Henrique Ho, director de la entidad, aseguró que ellos no saben que sus vidas corren peligro, pues si los mosquitos se siguen reproduciendo se pueden contagiar de enfermedades graves al ser picados, además de las ratas y otros animales que también viven en estos vertederos improvisados.