Colas en los quioscos desde primera hora de la mañana y numerosas caras de resignación en los clientes marcan una jornada en que los quiosqueros de Francia reciben sin descaEl Paíso la misma pregunta: ¿Le queda el Charlie Hebdo?.
La misma ola de solidaridad que el domingo echó a la calle a casi cuatro millones de personas a favor de la libertad de expresión y contra el terrorismo se trasladó a los puntos de venta de la revista satírica, que agotó sus primeros ejemplares.
La caricatura en portada de un Mahoma lloroso, que se une con el cartel de Yo soy Charlie al lema de solidaridad que ha unido a los franceses, no tuvo apenas tiempo de reposar en las estanterías de los quioscos.
Ayer la organización terrorista Al Qaeda en la PeníEl Paísula Arábiga (AQPA) se jactó en un video difundido en internet de ser la respoEl Paísable del atentado de hace una semana en París contra la redacción del semanario.