Un sabio iba caminando tranquilamente por una calle. Frente a él venía un paria (esclavo) con un cesto de carne del matadero. El hombre dio un traspié y chocó con el sabio de una casta importante, que acababa de bañarse en las aguas del río Ganges. Este se sintió impuro al contacto con el paria, y gritó:
-¡Cuidado, me has tocado!
-Señor -repuso el paria- no te precipites en tus juicios. Ni yo te he tocado ni tú me has tocado. ¿Es que acaso tu verdadero ser es este cuerpo que ha tocado y ha sido tocado? Tú sabes que el yo real no es la mente ni las emociones ni mucho menos este cuerpo.
El sabio se sintió avergonzado. Aquel paria le había dado una gran lección y el suceso sería uno de los más importantes en su existencia para ayudarle a madurar espiritualmente y despertar a la realidad superior.
Maestro: El Yo real no solo implica el cuerpo, la mente o las emociones. También influyen los factores externos. Por eso es importante vivir en armonía con nuestro yo interno y con lo que nos rodea.