Un viejo amerindio estaba hablando con su nieto.Le decía: Me siento como si tuviera dos lobos peleando en mi corazón. Uno de los dos es un lobo enojado, violento y vengador. El otro está lleno de amor y compasión.
El nieto preguntó: -Abuelo, dime, ¿cuál de los dos lobos ganará la pelea en tu corazón?
El abuelo contestó: -Aquel al que yo alimente. Alimentamos tantas cosas sin saberlo, sin darnos cuenta...
Cada vez que hablamos con pesimismo, cada vez que señalamos los errores sin construir algo a cambio, cada vez que nos quejamos, estamos alimentando uno de los dos lobos.
Porque como dicen los orientales "lo semejante atrae lo semejante", y si solo emitimos pesimismo, falta de esperanza y críticas, eso será lo que atraeremos a nuestras vidas.
Siempre, absolutamente siempre, tenemos el poder de cambiar. A veces no podemos cambiar las cosas, pero sí nuestro punto de vista. Siempre podemos elegir. ¿A cuál de los lobos alimentarás hoy?