@diaadiapa
A Mario e Indira Castillo les encanta el ceviche. Con frecuencia acuden a degustar este platillo los fines de semana. Es una práctica que mantienen desde novios.
Sin embargo, aunque coinciden en que les encanta el de corvina, ambos quedaron dudosos al cuestionarles si en su consumo no habían probado el ceviche de tiburón.
Lo cierto es que esta es una práctica muy común en los últimos 10 años, pues se le ofrece al cliente como ceviche de pescado, según estudios realizados por ambientalistas.
Gato por liebre
Juan Posada, gerente de Ciencias de la fundación MarViva, explicó que en vista de que la corvina es una especie más costosa, quienes la comercializan vieron la posibilidad de sustituirla con un recurso que estaba siendo capturado en redes de enmalle o trasmallo, es decir, los tiburones juveniles, los cuales dan buen rendimiento de carne cuando son fileteados y se preparan a un bajo costo.
La gente sigue pidiendo ceviche de corvina y en realidad son preparados con tiburones juveniles o recién nacidos, acotó Posada.
Es preciso mencionar que en este momento no hay una prohibición de la captura o comercialización de tiburones, por lo tanto, no constituye una actividad ilegal.
La falta radica en que se vende como ceviche de corvina el filete de tiburón, pero al descubrirse esta práctica, se optó por cambiarle el nombre a ceviche de pescado. De ser así, no es una venta engañosa, pues el tiburón es un pescado.
De multas y quejas
Oscar García Cardoze, administrador de la Autoridad de Protección al Consumidor y Defensa de la Competencia (Acodeco), confirmó que la entidad no ha recibido quejas sobre publicidad engañosa en este sentido.
De darse el caso, la primera multa podría ser de $300, dependiendo de la falta, tamaño y reincidencia. Sin embargo, hay multas que van desde $25 mil hasta $50 mil.
Por su parte, el exadministrador Pedro Meilán dijo que en su gestión tampoco recibió una denuncia de este tipo.
Añadió que es difícil comprobar una queja por mariscos, ya que todas las carnes son blancas, por lo tanto, el proceso debe ser verificado por un experto, mientras que Pedro Acosta, presidente de la Unión Nacional de Consumidores y Usuarios de Panamá (Uncurepa), instó a los clientes a presentar la queja si se ven afectados.
El consumidor es el primero en sancionar y alertar a otros castigando al local y no comprándole el producto, recalcó Acosta.
¡Comprobado!
En materia ambiental, la principal inquietud se concentra en que en investigaciones científicas realizadas hace tres años y corroboradas en 2014, las poblaciones de tiburones en Panamá están severamente explotadas.
Esto significa que en la especie que conforma el 60% de los desembarques en Panamá, que es el tiburón martillo, el 98% son peces que no han alcanzado la primera madurez, es decir, que no han tenido la oportunidad de reproducirse.
De acuerdo con el ambientalista, esto no es sostenible, ya que se debe permitir que los animales crezcan, se reproduzcan y tengan una generación de relevo, pero no está ocurriendo.
Poca reproducción
El agravante a esta problemática es que los tiburones tardan muchos años en alcanzar la primera madurez, aproximadamente unos nueve años, y solo están teniendo entre 5 y 10 crías. En este sentido, vemos que hay una tasa de reproducción lenta y una fecundidad baja, lo cual no contribuye a que sea una especie que resista la explotación pesquera.
Al respecto, el expresidente de la Federación Nacional de Pescadores Gavino Acevedo reconoció que a los tiburones se les ha dado un uso irracional, pero a la vez instó a las autoridades a buscar alernativas, ya que hay consumidores de esta especie que necesitan ser abastecidos. En este sentido, propuso establecer otras artes de pesca y hasta una fecha para esta captura, lo cual debe tener un consenso en el sector.
Por su parte, Yakarta Ríos, presidenta de la Asociación de Consumo Ético, señaló que en el país no existen políticas públicas para proteger y fortalecer el sector pesquero, que se ve afectado por los desalojos progresivos de las costas, el turismo, entre otros, traducidos al encarecimiento del producto.
Vivian Quirós, del Departamento de Inspección, Vigilancia y Control de la Autoridad de Recursos Acuáticos de Panamá, dijo que para evitar el aleteo, que es un delito, se le pide al pescador que no solo corte esta parte del pez, sino que comercialice todo el tiburón, tal como lo establece el artículo 4 de la Ley 9 del 16 marzo de 2006, que regula esta práctica.