Desde hace tres años, científicos le dan seguimiento a un proyecto de 15 años, el cual consiste en la búsqueda de compuestos químicos a través de organismos vivos, basados en plantas, animales o microorganismos marinos, es decir, nuevas sustancias con potencial comercial que puedan utilizarse en distintas industrias, tales como medicamentos, agroquímicos o cosméticos.
El estudio valió la pena, pues parte de los resultados salieron positivos, quiere decir que en Panamá sí tiene potencial la biodiversidad para descubrir nuevos compuestos químicos que más adelante pueden comercializarse, explicó Darío Luque, del Departamento de Biodiversidad y Vida Silvestre de la Autoridad Nacional del Ambiente (Anam).
El proyecto, denominado Promoción de la aplicación en Panamá del Protocolo de Nagoya sobre Acceso a Recursos Genéticos y participación justa y equitativa en los beneficios que se deriven de su utilización, arrojó dos compuestos de interés para la industria farmacéutica, según han sido reportados, muy prometedores que podría pasar a una fase clínica y posteriormente comercial.
Actualmente se mantiene en vigencia el marco legal entre The Smithsonian Tropical Research Institute (STRI) y MiAmbiente.
Se descubrió una especie de cianobacteria nueva para la ciencia encontrada a 30 metros de profundidad en el oeste de Coiba, de la cual se aisló la molécula novedosa bautizada como Coibamida, en honor a la isla de Coiba.
Esta molécula resultó ser muy activa en bioensayos de cáncer del Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos y se sigue estudiando para ver sus posibilidades como un potencial fármaco.
El estudio de tres años también alcanzó 16 mil 684 pruebas realizadas. Se registraron 2,346 especies de plantas identificadas.
Esta fue una iniciativa de MiAmbiente y el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), en el que se invirtió un presupuesto de $1 millón.
El objetivo del proyecto Nagoya era invertir directamente en la bioprospección y el bioensayo para fortalecer la sostenibilidad a largo plazo del programa de descubrimientos de medicamentos, añadió Duque.
Aunque aclaró que para llegar a una etapa comercial tardaría unos 15 años, aseguró que con este proyecto se vieron beneficiados estudiantes de la Universidad de Panamá, quienes completaron su maestría.
Para Marcelino Gutiérrez, investigador del Instituto de Investigaciones Científicas de Alta Tecnología, todos los resultados y objetivos esperados se han cumplido a satisfacción. Algunos de ellos han sobrepasado lo esperado.
En tanto, Luis Cubilla, profesor de la Universidad de Panamá e investigador asociado del Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales, dijo: "En mi trayectoria de investigación ha quedado patente que aislar y caracterizar compuestos novedosos es solo un pequeño objetivo dentro de la bioprospección".
Convenio
Panamá firmó la Convención sobre Diversidad Biológica el 13 de junio de 1992 y lo ratificó el 17 de enero de 1995.
Potencial
Las áreas protegidas de Panamá contienen altos niveles de diversidad biológica y genética, lo cual hace atractivo su estudio.