"La sangre es el regalo más valioso que podemos ofrecer a otra persona, es el regalo de la vida que salva vidas", así piensan los voluntarios que han donando su sangre durante algunos años.
Una de estas personas que muchas veces está en el anonimato es Lidia Gutiérrez, de 56 años, quien vive en Juan Díaz.
La señora reveló que entró como voluntaria a la Fundación Amigos del Niño con Leucemia y Cáncer y allí empezó a ver las necesidades de los pequeños, pero un episodio revelador marcó su vida, cuando llegó en una ambulancia un señor de la provincia de Veraguas con su niño que padecía de leucemia y había tenido una crisis.
Su padre no podía donar porque tenía la picadura de un insecto y estaba triste, aunque Gutiérrez en ese momento quedó impactada y no pudo donar, su voluntariado comenzó unos días después y hasta la fecha lleva diez años donando su sangre y salvado muchas vidas.
Para ella, donar sangre le permite ayudar a los demás y además se cuida en salud, pues entre risas dijo que está más sana que un tesoro nacional, pues también le muestra su estado de salud.
Otro de los bondadosos de corazón es William Castillo, de 41 años, de nacionalidad colombiana, con cinco años de residencia en Panamá.
Su creencia religiosa lo ha llevado a ponerse la mano en el corazón y dar su sangre a los niños. "Me gusta que cada vez que dono plaquetas puedo ayudar a unos diez niños".
Ambos entrevistados desmintieron el mito de desvanecer o contraer alguna enfermedad donando su sangre.
Arinda Alemán, coordinadora médica del Programa Nacional de Sangre del Ministerio de Salud, dijo que los mitos muchas veces impiden salvar vidas, por lo que hizo el llamado para ir cambiando esa mentalidad e ir concretando una cultura donante.