A medida que las enfermedades humanas se vuelven más resistentes a los antibióticos, la identificación de nuevos productos farmacéuticos es crítica.
El sapo de caña y otros miembros de la familia Bufonidae producen sustancias ampliamente utilizadas en la medicina popular tradicional, pero especies de esta familia en peligro de extinción, como la rana dorada, Atelopus zeteki, pueden desaparecer antes de revelar sus secretos.
Razón por la que se conoció que científicos del Smithsonian y colegas de la Universidad de Panamá, del Instituto de Investigaciones Científicas y Servicios de Alta Tecnología de Panamá INDICASAT AIP, la Universidad de Vanderbilt en Tennessee, Estados Unidos, y la Universidad Acharya Nagarjuna en Guntur, India, crearon un compendio de las sustancias químicas producidas por esta familia de anfibios destacando su potencial en gran parte inexplorado para el descubrimiento de nuevos fármacos.
Poco a poco estamos aprendiendo a criar miembros de esta familia de anfibios que ha sido diezmada por la enfermedad del hongo quítrido", comentó Roberto Ibáñez, científico del Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales STRI por sus siglas en inglés y director nacional del Proyecto de Rescate y Conservación de Anfibios de Panamá PARC.
Según el científico, esto les da tiempo para entender qué tipo de productos químicos producen, pero es probable que los animales en sus hábitats naturales produzcan una gama aún más amplia de compuestos.
Según se explicó, 15 de las 47 especies de ranas y sapos utilizadas en la medicina tradicional pertenecen a la familia Bufonidae. Durante milenios, las secreciones de su piel y de las glándulas cerca de sus orificios auditivos, llamadas glándulas parótidas, así como sus huesos y tejidos musculares, se han utilizado como remedios para infecciones, mordeduras, cáncer, trastornos cardiacos, hemorragias, alergias, inflamación, dolor e incluso para tratar el sida.
Los científicos solo han examinado una pequeña proporción de las más de 580 especies de la familia Bufonidae.