- huevos de tortuga hay en el vivero.
- niños van a la escuela de Jaqué.
- llegaron los primeros españoles
- tortuguitas han sido liberadas.
La fresca mañana recorre el muelle de Jaqué, ubicado en la provincia de Darién, cuya población es de 800 habitantes.
A este pueblo costero, rodeado de naturaleza y agua, llegó hace 20 años Petrenila Olmedo, mujer de voz fuerte y carácter firme.
Pretrenila no cambia su pueblo jaqueño por nada en el mundo, pues fue aquí donde conoció el amor de su vida, un pescador que la enamoró con su acento caribeño.
En el lugar existían pocas casas, pero una de las más antiguas era la de su abuela, que era de quincha y de reducido espacio.
Todo esto estaba como un desierto, mucha oscuridad y terrenos vacíos por todos lados, recordó Olmedo. Lo que más le gusta a esta señora es el mar y la amabilidad de su gente.
Jaqué es un pueblo que ha evolucionado mucho, tiene una escuela premedida y media, donde el 50% de niños que asisten son indígenas.
Sus calles son estrechas y todavía se conservan algunas casas de quincha.
Los habitantes permiten a turistas tomarse fotos en sus viviendas, aseguró Petrenila.
La pesca y la agricultura son el sustento de los moradores de Jaqué, y aunque han tenido problemas en la agricultura, ya que hace un año se registró una inundación, han sabido sacar adelante la producción.
Otro que está feliz de vivir en Jaqué es Samuel Rodríguez, de ocho años, quien todas las mañanas va a la playa a pescar. Cuando tiene suerte y pesca un gran pez, lo lleva orgulloso a sus padres para cocinarlo.
La gente del pueblo ve con buenos ojos la presencia de la base del Servicio Nacional de Fronteras (Senafront). Petrenila cuenta que son parte de sus familias y trabajan para prevenir que gente con malas intenciones entre al pueblo.
Desde las cinco de la tarde, las personas que caminan por las pequeñas veredas de Jaqué escuchan la salsa y el vallenato que suenan en los equipos de sonido y que le dan ese toque caribeño a este gran pueblo.