Hola Moza, me encanta que tengas esta columna porque me quiero desahogar con alguien y no sabía con quién, porque no me atrevo a decirle ni a mi mejor amiga lo que me está pasando.
Tal vez no me entiendas, pero yo sí, y estoy decepcionada de mí misma. Lo que pasa es que siempre he sido una chica cuidadosa, que no me meto con cualquier hombre y menos para exponerme ante una enfermedad de transmisión sexual, pero después de que mi esposo, mi novio de toda la vida, me quemara y descubriera su infidelidad las cosas cambiaron.
Moza, soy una tonta, quería vengarme y por bruta no me fijé en que no me estaba vengando de él, sino de mí misma. Imagínate que conocí a un hombre y me acosté con él dos veces, la primera con preservativo y la segunda no. Lo hice porque sentí que nada pasaría, pero después de eso, al mes me empezó una picazón que tuve que ir al médico. Allí conocí a un muchacho guapísimo, que cuando me vio llorando me dijo que lo tomara con calma, que son cosas que pasan y que si no era nada grave, con tratamientos mejoraría. Él me ha estado ayudando y la verdad me recuperé de la tontería que cometí, pero quise escribirte porque sé que hay muchas mujeres como yo, que toman esas decisiones a la ligera.
Sobre el chico que conocí es el hombre más lindo que ha llegado a mi vida y no lo digo solo porque sea bien parecido, sino porque su trato es excelente.
Martha
Sabes algo, querida Martha, de esta situación sacaste algo positivo y eso te ayuda a crecer.
Me parece que has aprendido la lección y ese chico te ayudó a entender que el mundo no se acaba cuando se descubre una infidelidad.
Espero que muchas chicas que lean esta columna aprendan y analicen que si una puerta se cierra, muchas otras se abren y no hay que desesperarse y menos vengarse, porque eso solo sería un error.