Impresionada quedé luego de ver un programa sobre mujeres en Tailandia que se inscriben en un sitio de internet, denominado Novias por Catálogo. Son jóvenes mayores de 18 años que van a las agencias parecidas a las de modelos y luego de llenar un formulario y pasar algunas pruebas, se les toman fotografías para subir a la web y promocionarlas, como quien vende un par de zapatos, a hombres de Occidente que desean una esposa.
Ellos, luego de ver las fotografías, llegan a acuerdos con la agencia para verlas personalmente, son en su mayoría adultos mayores de Europa, quienes al final deciden si adquieren a la chica para casarse con ella.
Según la investigación que hizo la periodista, la razón principal de esta modalidad es la pobreza que existe en el país, ya que allá un cuarto de la población vive con menos de dos dólares diarios, por lo que es común ver, incluso entusiasmadas, a jovencitas esperando que su príncipe azul las escoja, y tener así una entrada económica tanto para ellas como para sus familias.
Lo peor es que en la transacción, solo los antecedentes de la joven tailandesa son investigados, mas no los de los hombres, por lo que no es una novedad que el sueño de muchas quede convertido en pesadilla, cuando incluso se encuentran con la muerte por maltrato de parte de quienes se supone las harían felices.
Y es que, la influencia de los programas y hasta anuncios publicitarios impacta y engaña a las chicas que aseguran que les gustan los occidentales porque las toman de la mano y son cariñosos.
Lo más triste es que a pesar de que es evidente que existe una trata de personas, no es visto así, puesto que son las mismas mujeres quienes voluntariamente se inscriben (masivamente) en estos programas.
Puede ser cuestión de cultura, pero situaciones como estas deben ser controladas, pues definitivamente no es la mejor manera de combatir la pobreza.