Me apareció una mancha roja en la parte blanca de mi ojo izquierdo; no me duele, puedo ver bien, no tengo secreciones en el ojo. No creo que sea una conjuntivitis. Lo noté luego de salir del baño.
¿Qué será?
La conjuntiva es un tejido delgado, como una telilla casi transparente que cubre la parte blanca del ojo (también recubre el interior del párpado). Aunque la conjuntiva cubre la parte externa del ojo, no está firmemente adherida a ella. Se puede deslizar fácilmente. En la parte más superficial está el epitelio, una capa de células muy bien sujetas entre sí, que hacen de barrera frente al exterior. Debajo, hay una matriz de proteínas más laxa, en la cual están los vasos sanguíneos.
Si uno de ellos se rompe, la sangre apenas se puede acumular en la propia conjuntiva. Es muy delgada, apenas hay espacio. Y en el epitelio como tal no llega la sangre, porque está separado por una membrana de proteínas (la membrana basal), y porque apenas hay espacio, las células están muy juntas; así que, de esta forma, la sangre queda en el espacio entre la conjuntiva y el ojo.
Por poner un símil, supongamos que tenemos una manguera en el suelo. Luego ponemos un plástico transparente y flexible, como el que usamos para envolver alimentos. Queda colocado recubriendo por encima la manguera y el suelo. Si la manguera tiene un agujero, comenzará a escaparse agua, y esta permanece entre la manguera y el suelo. Si con las manos sujetamos bien el plástico para que no se vaya escapando el agua, se irá acumulando y el plástico se irá levantando, separándose del suelo para hacer hueco al agua. En el ojo pasa lo mismo: se rompe un vaso sanguíneo y la sangre se acumula debajo de la conjuntiva.
Por tanto, el nombre correcto es el de hemorragia subconjuntival (debajo de la conjuntiva). Es lo que pareces tener.
Una hemorragia subconjuntival, en resumen, ocurre cuando se rompe un pequeño vaso sanguíneo y sangra cerca de la superficie de la esclerótica (parte blanca del ojo) del ojo (conjuntiva bulbar). Es una mancha roja de extensión sectorial que no traspasa el limbo corneal.
Esto puede suceder sin lesión y, con frecuencia, la persona lo nota primero cuando se despierta y se mira en un espejo.
Es habitual que durante las horas posteriores a la aparición de una hemorragia esta siga extendiéndose.
Esta circunstancia no debe producir alarma. Las hemorragias subconjuntivales pueden ser causadas por aumentos súbitos de la presión (maniobras de Valsalva), como los ocasionados por un estornudo o por una tos violenta.
La hemorragia también puede presentarse en personas con hipertensión o en aquellas que toman anticoagulantes o antiagregantes plaquetarios, traumatismos oculares, enfermedades poco frecuentes como las discrasias sanguíneas (hemofilia, anemia falciforme) y otras alteraciones vasculares como angiomas y telangiectasias. O en casos de trastornos como la bulimia, cuando el vómito inducido genera la ruptura de capilares muy delicados del ojo.
A manera de curiosidad, esta hemorragia es común en los recién nacidos, en cuyo caso se cree que la afección es causada por los cambios de presión a través de todo el
cuerpo del bebé durante el parto.
A pesar de parecer algo banal, se debe revisar la presión arterial y, si la persona presenta moretones o sangrado en otras áreas, es posible que se necesiten exámenes más específicos. No se necesita ningún tratamiento y generalmente desaparece de manera espontánea en alrededor de una semana.