Redacción web
Ser calvo, es un orgullo, dice un cartel en la entrada de un restaurante en Japón y hay descuentos para ellos.
Ser calvo, es un orgullo, dice un cartel en la entrada de un restaurante en Japón y hay descuentos para ellos.
La idea de abrir el restaurante surgió después del tsunami, pues el estrés
afectó a los voluntarios que se dedican en las tareas de reconstrucción.
Un día estaba caminando por el centro y seguía viendo calvos. Eso fue
todo, expresó el dueño, Yoshiko Toyota.
El bar ofrece un bufé (todo el alcohol que el cuerpo aguante durante dos
horas) que cuesta 3.780 yenes (36.90 dólares) para hombres y 3.240 yenes (31.60
dólares) para mujeres.
Un grupo de clientes con un calvo entre ellos tiene un descuento de 500
yenes (4.88 dólares); con dos, el descuento es de 750 yenes (7.33 dólares); con
tres, de 1.000 yenes (9.77 dólares); y con cuatro, de 1.500 yenes (14.66
dólares).
Con cinco calvos en el grupo, un bufé es gratuito. Con seis, hay un
descuento especial que el restaurante no revela. ¿Y los que se rapan la cabeza
también tienen descuento?