Para el sociólogo Milciades Pinzón, el tema de los apodos y chistes en Monagrillo tiene su génesis en la época colonial, en la que el lugar era un asentamiento poblacional importante.
Mientras en La Villa y Parita se era fiel a los convencionalistas sociales, en Monagrillo la gente era más libre y natural en su trato personal. En realidad, esto es lo que podría explicar la personalidad extrovertida del monagrillero. Sin duda, la situación de vivir con menos ataduras creó una etiqueta social en la que el uso del don no era frecuente y el trato social evolucionó hacia lo impersonal, explicó Pinzón.
Añadió que desde un punto de vista sociológico hay dos rasgos definitorios del monagrillero. Uno, el chiste y la broma como forma de vida, y el otro, el uso de apodos en el trato entre las personas.
