- Las panelas están a 50 centavos, de sabores 1 dólar y el medio galón de miel de caña a 3 dólares.
- María y su esposo conforman una pareja muy alegre y apreciada en la comunidad, por su trato amable y dulce carisma.
Por más de sesenta años, Pastor Tejedor y su esposa María Pío Pino Valdés mantienen la tradición de elaborar dulces raspaduras o panelas en la comunidad de Cañazas Arriba, en el corregimiento Urracá, en Santiago de Veraguas.
Pastor tiene 78 años y cuenta que desde los 12 se inició en esta actividad cuando fue enseñado por su padre en el área cañera de Santiago. Él y su esposa son de los pocos en Veraguas que aún conservan la tradición de hacer raspaduras y miel de caña, las que se utilizan para endulzar café, bebidas criollas o para elaborar postres caseros.
Don Pastor tiene un pequeño trapiche con tres caballos donde diariamente se muelen alrededor de 250 cañas para sacar el jugo que se cocina hasta que espese y luego se vierte en los moldes que dan formas a las panelas. Todo este trabajo lo realiza en su casa, y junto a su esposa y otros familiares hacen de 150 a 200 panelas por día.
Y es que ya son pocas personas las que realizan esta labor, porque según cuenta Pastor Tejedor, es un trabajo difícil y de mucho sacrificio. Dijo que en su familia todos han aprendido a hacer las panelas que son muy gustadas por la gente porque son muy limpias y el lugar donde se elaboran es higiénico.
La fama de estas raspaduras se ha extendido a otras regiones, puesto que siempre llega gente de diferentes partes a su casa bus cándolas para saborearlas. Pastor y su esposa son especialistas haciendo panelas de diferentes sabores como la de coco, pepita de marañón, tamarindo y la raspadura natural.
Todo el proceso de la elaboración de la raspadura demora cinco horas y se logran moler cada día tres tandas de caña para las panelas.
Probar estas raspaduras es toda una dulce experiencia y volverás a repetirla.