- la familia de don mello, este gran penonomeño, ha demostrado ser sumamente unida.
Don Mello es un hombre trabajador y disfruta lo que hace, sin embargo, en sus ratos libres, prepara deliciosos manjares caseros para sus familiares y también los vende en el pequeño quiosco que administra.
Este hombre del campo, quien por muchos años se dedicó a la construcción, pero por su problema de insuficiencia renal crónica dejó ese oficio para dedicarse a su quiosco, dijo que le encanta preparar dulces caseros, entre ellos bocadillos y los tan reconocidos y gustados manjares blancos.
La verdad es que no hago para vender en grandes proporciones, pues sí me ha gustado desde siempre prepararlos y ahora que la familia tiene el quiosquito, los preparo para los nietos, amigos y ponemos unos en venta en el quiosco y gustan mucho, señaló Isabel Ibarra Gómez, a quien en cualquier momento se le puede observar improvisando su fogón para preparar dulces caseros.
Don Mello vive en la comunidad de El Rosario de Penonomé, donde es apoyado por su esposa, Omaira, hijos y nietos, los cuales cada día están más orgullosos y emocionados porque para comer un bocadillo o manjar, no tienen que ir a comprarlo.
Él asegura que aprendió desde muy jovencito y esto nunca se olvida y por ello ahora lo hace, pues le apasiona ver el rostro de sus hijos y nietos cuando prueban un manjar o bocadillo o cuando se pelean por lavar la paila y tomar lo último que queda del cocinado.
Explica que son pocos ingredientes: leche de vaca fresca o de cartón, azúcar, maicena en el caso del manjar blanco y revolver con una gran espátula y cuando el dulce está listo, tiempo que él determina, entonces busca los envases para servirlo y dejar enfriar para dar a los familiares y poner en venta en el quiosco; los dulces no demoran ni un día.