- En el parque Juan Demóstenes Arosemena se puede ubicar, por lo general, a Vergara.
La batea es una vasija que no deja de ser utilizada por la gente, tanto en la ciudad como en el campo. Pese a las nuevas tecnologías con que se cuente en el hogar, todavía existen muchos que la usan por ser cómoda y versátil para limpiar el arroz cuando se va a preparar.
Félix Vergara, hombre de más de 40 años, es oriundo de la provincia de Coclé y desde hace mucho tiempo viaja a la ciudad de Santiago a vender las bateas de manera ambulante que el mismo confecciona.
Con la venta de las bateas, explicó, ha logrado mantener su hogar, compuesto por cuatro personas, él, sus dos hijos y su esposa.
Según Vergara, las bateas las vende a precios justos, de acuerdo con el tamaño de la misma.
Gladis Mendoza, residente en la ciudad de Santiago, indicó que ella prefiere usar la batea para espulgar los granos como el arroz, frijoles, porotos, maíz, entre otros, y no así en platones, puesto que en estos últimos se le quedan sedimentos y muchas veces las piedrecitas en la comida.
Mendoza manifestó que en las bateas los granos se pueden ventear para que salgan las impurezas, mientras que en los platones los residuos se mantienen, porque no pueden salir de los bordes.
Sus clientes las pueden encontrar tanto de madera de cedro, caoba, roble, laurel, espavé, entre otros, sin embargo, son muchas las amas de casa que conocen que esta vasija tiene mejor utilidad que cualquiera otra que se busque como un reemplazo.
La batea es un utensilio muy utilizado, sobre todo, en los pueblos del interior. Su uso data de los tiempos precolombinos, y aunque esta costumbre se ha ido perdiendo debido a la introducción de bandejas de plástico o metal que la reemplazan, todavía sigue vigente.