Si usted no lo conoce, le cuento, Flash On es un reality de fotógrafos que se transmite los domingos por el canal OyeTv y que trata, entre otras cosas, de una competencia entre profesionales del lente que deben cumplir ciertos retos fotográficos.
Al igual que cualquier otro show de competencia, a los participantes se les asignan ciertas tareas que deben cumplir con sus equipos fotográficos y un cuerpo de jurados, la mayoría del ambiente de la fotografía se encarga de calificar sus producciones. Semanalmente se van eliminando los que no cumplan, como en cualquier otro show de realidad, con las exigencias de los jurados que evalúan con su expertise todo lo que debe componer una buena foto.
El show es presentado por las señoras Sheryl Arjona como host principal y Liz Pinto como co-host.
¿Es bueno el show? Sí, es muy bueno por diferente e innovador en televisión local, pero tiene una producción, como un todo, terriblemente mal.
Es mala desde el cómo se presenta, el cómo se graba, el cómo se edita, mala en su musicalización, en su ritmo para televisión y el resultado es un producto que no hace clic, que es una de las primeras y más importantes características de un show de realidad, de lo que sea, hacer clic, conectar.
Flash On es un perfecto ejemplo de una buena idea mal llevada a la realidad y les voy a sustentar por qué se los afirmo.
Partamos de algo. Un show cierto o no- llamado de realidad tiene que verse real, tiene que con solo sintonizarlo hacernos creer que ahí todo es lo más real posible, que no hay nada ni sobreactuado ni preparado y esa realidad se logra con una secuencia en su grabación y en su edición. Se logra con que los participantes se vean naturales sin poses ni fingidos. Se logra con que sus jurados transmitan igual naturalidad y que, sobre todo, sus presentadores conecten con el show y a la vez nos conecten a quienes lo vemos. Aquí nada se ve ni real y, por ende, nada conecta.
Lo siento, pero las dos señoras que presentan este show son terriblemente malas como presentadoras, malas como motivadoras, malas como transmisoras de emociones. No hay que ser experto en nada para percatarse de ello. Uno puede ser muy buen fotógrafo o modelo maravillosa, pero eso no te hace buen presentador y menos de un show de realidad. ¡Zapatero a su zapato!
En un show de realidad, ya sea de cocina, de pintura, de música o de moda, los host son claves para el éxito del proyecto porque ayudan a conectar con las audiencias y los participantes. Aquí no. Las señoras Arjona y Pinto lo que logran es desconectar al 200% -100 por cada una- a quienes los sintonizan con el proyecto porque, son frías, por muy atractivas que sean. Como presentadoras son terriblemente malas para este tipo de formatos que requieren, además de conectar con las audiencias, conectar con las emociones. Su comunicación corporal, requisito importantísimo para un host, en este show, lo siento, pero es nula. Tan nula como su edición.
La ediciones por corte o por disolvencias tienen un porqué. En este show su edición por corte tiene muchas pausas para, apariciones sin sentido- del logro del show para darle transición a las competencias de los participantes cuando, lo que te dice un show de realidad es que mientras menos editado esté y más corrido se cuente o veamos lo que pasa, es mejor, precisamente para que se vea real. Aquí pasa todo lo contrario. Las transiciones son malas, bruscas y sin sentido, casi torpes porque son rellenos. Son incoherentes, cuando bien pudiesen sus productores buscar bumpers más relacionados con el show y el tema del mismo.
Al show que reitero, como idea es bueno, le falta ritmo, que es otro de los componentes de un programa de realidad. Es entendible que en un show de 30 minutos con más de 12 personas a cuadro se quiera abarcar todo, pero ese todo tiene que ser coherente, con ritmo, con un hilo conductor que no vaya amarrando a medida que avanza el show y que, ese momento de clímax que es la mención del ganador del reto y/o los eliminados tenga sus minutos de suspenso. Aquí, ni la edición ni la musicalización ni los participantes ni los jurados y muchos menos las presentadoras le imprimen un segundo de emoción a la propuesta. ¡Ni siquiera para decir quiénes son los eliminados! ¿Se imaginan un show así? ¿Realidad sin emoción? ¡Por Dios! Aquí aplica eso de luces, cámaras y cero reacción.
Esta producción bien pueda llamarse flash off. Le va mejor ese nombre.
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