Les juro que yo pensé que era una cámara escondida -y de muy mal gusto- esa final de la escogencia de la reina del Carnaval de la ciudad el pasado martes y que fue transmitida en directo por SERTV porque si así van a ser esas fiestas, que Dios nos agarre confesados porque esa producción fue espantosa.
A mí me llevó a las charangas de cuando estudiaba en el IJA o a las novatadas que hacían en periodismo de la Universidad de Panamá en el bar Cubares de la vía España. Excepto la participación de Osvaldo Ayala, el resto, como un todo, fue un desastre de inicio a fin. Celebrar o aplaudir un show como este habla de la mediocridad que podemos ser como profesionales de la televisión. Lo siento.
Como producto televisivo la producción estuvo repleta de horrores, lea bien, horrores visuales como esa escenografía de a peso que no sé ni quiero saber- quién fue el responsable. Era espantosa. Se veía pobre, de miseria, indigna para un proyecto que, como país, queremos sea digno y atraiga gente o haga que muchos nos quedemos en la capital. La escenografía tenía una pantalla que ni siquiera llevaba una relación. Cero concepto tenía esa escenografía y así no se hace televisión y menos para un proyecto que queremos como país rescatar y resaltar. ¿Cómo creerle a un proyecto que en su primera gran actividad pública se vio más barata que lo barato?
Cualquier buen productor de show o productor ejecutivo sabe que una escenografía para un show de televisión es importante porque se envía un mensaje. Es como el vestido de la mejor vestida. Por eso el concepto de ella va de la mano de las coreografías, de los vestidos de las participantes, del proyecto como un todo. El escenario de ATLAPA no se presta para cosas de baratillo y lo que lleva el nombre de mi país, menos. La escenografía no solo era espantosa, sino que no decía nada, por mucha pantalla gigante que tuviera, no nos decía como propuesta que estábamos escogiendo a la reina de lo que se supone es el Carnaval que promocionamos fuera del país.
Pero la escenografía quedó siendo nada al ver a los conductores de la gala. El trabajo de la Sra. Susan Elizabeth Castillo y el Sr. Gabo Martino era para llorar e ir de rodillas el martes de Carnaval desde la cinta costera uno hasta la que no se han creado aún y pidiendo perdón tirando besitos. Pobre, chabacano, sin coordinación, parecía que sin guión inteligente y bien pensando, casi como si estuvieran animando la peor de las tarimas con el peor de los públicos. Era como si estuvieran animando un bingo, con ambo y terna.
Solo por mencionarles un caso. El Sr. Martino cuando presentaba a las candidatas fue desastroso. Entre los dos presentadores, fue el peor de los dos. A unas las llamaba por su nombre sin mencionar a qué calle ni pueblo representaban. A otras las llamaba por su calle y pueblo, pero sin mencionar sus nombres y a otras ni las mencionó, todo esto sin contar que la dirección técnica tenía ponchada a cuadro a una reina que no era la que se mencionaba o que nunca mencionaron. ¡Cero en coordinación!
Uno entiende que por la fiesta, animar a las barras es parte del show porque eso mueve masas en teatro y le da ritmo para televisión, pero hasta eso se vio tan chabacano por parte de los presentadores que llegó un momento en que creí que la Sra. Castillo y el Sr. Martino o eran los reyes del Carnaval de la ciudad o la versión humana de Domitila y Tiburcio. Como animadores, nunca más.
Al aire errores de dirección de cámaras de principiantes. Errores de talento de la producción en escenario imperdonables como ver a camarógrafos corriendo en tarima de un lado a otro con el tiro abierto o el pobre audio de toda la gala.
Súmele a todo esto el reconocimiento que le hicieron a la Presidenta del Jurado que ni se entendió, que se vio descoordinado en escenario por parte de los involucrados, improvisado y desordenado por parte de la producción y talentos en escena. ¡Nadie le paro bolas!
Pero si esto no fuera poco, además de Osvaldo Ayala que sí mueve gente por su ritmo y eso es lo que se requiere en un show de televisión sobre todo si es festivo, invitan como artista adicional al señor El Tachi que puede tener todos los millones de vistas en sus videos musicales que quiera y ser todo lo conocido que me dicen eso, pero para un show de televisión, como este, fue un error porque tumba la fiesta. Su trabajo, o por lo menos las canciones que esa noche presentó, no eran las correctas para una gala que debió ser una súper fiesta rítmica tanto en el teatro como para los que lo veíamos en televisión. Por eso los artistas invitados son claves para un show que se va a transmitir por televisión porque ellos ayudan a sostener la audiencia o te la tumban, como en este caso.
Lo siento, pero la escogencia de la reina del Carnaval, como show para televisión fue horrendo. Su producción horrible. Sus talentos a cuadro espantosos. Su talento artístico juvenil creo que mal seleccionado para este proyecto. Al final, era como la versión panameña de los 15 años de Rubí, sin lujo y mucho menos esplendor. Ojalá que la coronación sea mejor en todo porque si así va a ser el país en fiesta, mejor es salir huyendo.
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