Su carisma, buen humor, esfuerzo y sobre todo su gran amor por la vida han hecho de ella un personaje digno de admirar en cada uno de los rincones de San Miguelito y todo Panamá.
Su peculiar voz y manera de interactuar con las personas llama la atención de muchos. Es tan popular que los que están alrededor de ella siempre quieren fotografiarse con su persona, y es que esta señora del boxeo tiene alma de joven, pues nunca para.
Le hablamos de la entrenadora María Toto Murillo, quien tiene como pasión el boxeo, el deporte que le ha dado para comer, vestir y salir adelante por más de 20 años.
Pero a pesar de que Murillo, quien se autodenomina La Salsa, es reconocida y querida por muchos en Panamá, al final del día, cuando las luces se apagan y todos se van, se siente sola.
Yo he tenido muchos problemas, pero he cogido lo mío callao. No te miento, yo tengo gente a mi alrededor que me quiere, me cuida, pero hay problemas que los lidio yo sola. Mira, yo oro, aunque no sepa hacerlo bien, pero lo hago y le pido a Dios que me bendiga a mis muchachos y a mí, dijo Murillo, mientras se acomodaba en un sencillo, pero cómodo sillón ubicado en el gimnasio Maco Arboleda.
Mientras los jóvenes entrenaban en el recinto ubicado en Santa Ana, varias lágrimas corrieron por el rostro de María Toto, pues nos confesaba que en algunos momentos se siente demasiado sola.
Claro que me siento sola (silencio)... porque no tengo una familia, lo único que yo tengo en esta vida es mi hijo (Valerio Tejada Murillo). Yo no estoy bien de salud, aparento ser fuerte, pero no lo soy, mi Diosito es quien me da fuerzas para poder trabajar, porque si yo me quedo en mi casa, yo me muero. Honestamente yo tengo que estar activa, desveló, mientras pedía disculpas y se secaba las lágrimas.
Murillo quiso aclarar que, a pesar de sus sentimientos, ella tiene muy claro que existen muchas personas que la atesoran.
En Panamá y en mi barrio hay gente que me quiere, Vicente El Loco Mosquera, Luis El Nica Concepción, los muchachos del SPI, el señor Rogelio Espiño y otros muchachos de aquí, de la cuadra, me quieren mucho, para ellos soy como su mamá. Yo hago muchas cosas por ellos, porque los quiero, cerró.