El 21 de enero arrancó el primer Torneo de Boxeo Profesional de Panamá, Copa Don José Sulaimán 2015, con el objetivo de enfrentar a lo mejor de lo mejor del plano local en cuatro categorías.
En esta primera fecha, las diferentes divisiones tenían claros favoritos, especialmente en el peso ligero.
Los boxeadores invictos Eric El Látigo Walters y Alexander "El Zurdo de Oro" Durán, además del fuerte pegador Ricardo El Científico Núñez, eran los llamados a estar disputándose la final de este certamen en las 135 libras.
Sin embargo, desde el primer campanazo, quedó demostrado que esta categoría traería grandes sorpresas. La primera la daría Barnie Argüelles, quien se encargó de hundir el barco que navegaba El Científico Núñez. Fue un nocaut en dos asaltos. Un primer mensaje de que no hay enemigo pequeño.
Dos meses después, Argüelles se volvió a subir al ensogado, pero esta vez con la vestimenta de favorito. Claro, no era para menos, luego de borrarle todas las fórmulas químicas y matemáticas a El Científico. Incluso, pintaba para pelear por el premio grande, la bolsa de 5,000 dólares, por supuesto, luego de que le pasara por encima al santeño Eric Castro.
No nos llamemos engaño, en ese momento Castro no era el predilecto de la afición. Nunca lo fue ni siquiera antes de ser invitado a este evento, por el récord de cuatro derrotas y un empate en sus últimas cinco presentaciones.
Pero aquí no termina todo. Ni siquiera el triunfo que conquistó por nocaut técnico en cuatro rounds sobre Addir Sánchez, en su debut en el torneo, lo colocaban como el favorito para detener el empuje de Argüelles.
Pero, increíblemente, volvió a suceder. Otra vez las palabras sabias, no hay enemigo pequeño, se cumplieron cuando estuvieron frente a frente Argüelles y Castro. Victoria para el azuerense en tres capítulos y el pase para pelear en la final ante El Látigo Walters. Este último superaría la semifinal sin tirar un solo golpe, ante la irresponsabilidad de El Zurdo de Oro Durán en el pesaje oficial.
Despejada la incógnita de los dos finalistas, no había que ser un gran conocedor para saber quién era el favorito. Incluso, solo el año pasado Walters le había pasado por encima a Castro en cinco asaltos.
No había dudas. Walters tenía su mayor alcance y estatura, su poderosa pegada e incluso su mejor boxeo para acabar con el sueño dorado de Castro.
Sin embargo, esa noche de la final, pudo más el poder devastador que presenta Castro en su puño derecho. Poderosa derecha que impactó en la mandíbula de Walters, al que se le apagaron todas las luces.
Increíblemente, había sucedido por tercera ocasión. Castro había conquistado, contra todos los pronósticos, la Copa Don José Sualimán 2015 en el peso ligero, dejando a su vez una lección sobre la mesa, que hoy ni nunca olvidaremos: no hay enemigo pequeño.