Esto complicó la diabetes que ya padecía, y le provocó también problemas de presión arterial. Hoy, es una paciente de hemodiálisis, puesto que el veneno llegó al punto de complicar su sistema urinario y también una gran infección produjo la amputación de sus dos piernas, lo que la mantiene actualmente en silla de ruedas.
Su hijo, Alex Orobio, explicó que semanalmente se gastan hasta B/ 500.00 entre medicamentos, alimentación y demás urgencias producto de todos los males que le ha causado el envenenamiento.
Lelia tiene la esperanza de que en el nuevo Centro de Toxicología (CET), que inauguró ayer y empezará atención el próximo lunes, pueda recibir los medicamentos que a veces debe comprar en clínica privada.
Mientras ella admiraba las paredes del nuevo lugar, Iris Rodríguez, otra de las afectadas, reclama el hecho de que el centro todavía no contaba con el equipo.
Ante esto, Guillermo Sáez-Llorens, director de la Caja de Seguro Social (CSS), dijo que durante los próximos tres meses estará llegando la maquinaria. El lugar tendrá un sistema de citas.