Antes de 1993, la vía estaba abierta al tránsito vehicular y le daba una inyección económica tremenda, porque las personas tenían la disponibilidad de abordar un transporte luego de hacer sus compras.
En 1993 fue transformada en peatonal por Mayín Correa, alcaldesa del distrito de Panamá en esa época. Para los comerciantes y buhoneros esto fue el inicio de la decadencia del movimiento comercial del lugar.
Uno de esos trabajadores informales que ha vivido en carne propia los cambios que a través de la historia ha sufrido La Peatonal es Félix Rodríguez, hijo del buhonero más viejo que hay en la Central.
A su mente llegan las historias que le contaba su padre, Cristóbal Rivera, sobre los inicios de la famosa área comercial. Su progenitor empezó con un pequeño puesto en la calle conocida como Salsipuedes.
Cuenta que con ese pequeño negocio, su padre lo educó a él y a sus hermanos, por eso siguió sus pasos y hoy cuenta con un quiosco en La Peatonal, en donde se gana el sustento de su hogar.
Al representar tantas cosas bonitas para su familia, Félix no se ve en otro lugar que no sea la franja comercial que por años ha sido la preferida de los panameños. Para él y el resto de los buhoneros no es un secreto que los quieren sacar del sitio porque llevan años escuchando estos rumores.
Sin embargo, son conscientes de que el área necesita ser reordenada y atendida por las autoridades municipales para que sea atractiva para los turistas y los nacionales.
Esto se debe a que con el pasar de los años La Peatonal ha ido perdiendo ese empuje comercial que la caracterizó antes de 1993, a tal punto que los buhoneros alegan que son ellos los que la tienen viva.
Para corroborar la tesis de los comerciantes informales, DIAaDIA recorrió la vía de canto a canto, y encontró carencias de todo tipo, que agravan más su situación.
Para empezar, la mayoría de los puestos de buhonería no son nada agradables para los compradores. Quioscos hechos de zinc, mesas, productos alimenticios tirados en el suelo que son para la venta, entre otros.
A esto hay que sumarles los indigentes o piedreros que dejan toda clase de porquerías tiradas en las calles. La basura y la falta de vigilancia son otros de los graves problemas que tiene La Peatonal.
Fuentes en mal estado y la proliferación de extranjeros que poco a poco han ido desplazando a los buhoneros nacionales se suman a la larga lista de situaciones que hay que mejorar en esta populosa avenida comercial.
Capacitación
Para lograr el anhelado cambio, los buhoneros están dispuestos a dar su cuota de sacrificio con tal de levantar el comercio que les permita poder crecer como empresarios de la economía informal.
Salvador es otro de los buhoneros, aunque omitió su apellido, dijo que heredó el puesto de su padre cuando este murió por causa de una enfermedad. Con la responsabilidad de seguir con el negocio que su papá inició de la nada, Salvador se preocupa de que sus colegas sean parte del cambio que se necesita en la Central. Es por esto que tratan de recoger la basura y de no permitir que sigan instalando nuevos buhoneros en el área para no abarrotar el lugar.
En su afán de superación, lo único que piden es ser legalizados para poder aspirar a ser sujetos de crédito para los bancos.
Con ese sentir, manifiestan que no son una carga para el Gobierno, porque con su trabajo informal son parte de la creciente economía del país.
Con o sin los buhoneros, La Peatonal necesita a gritos que el Gobierno haga algo por poner las cosas en orden y revivir la vía que por muchos años ha sido el lugar elegido de los panameños para hacer sus compras.