Lamentablemente, la pobreza extrema en que vive con Irene, de nueve años, y Dominga Santos, de 21, hacen que esa felicidad sea imposible.
Al llegar el equipo de DIAaDIA a la pequeña casa de bloques, Irene, la hija menor de Basilia, almorzaba un plato de arroz pincho con unas rebanadas de pepino.
Pero la que más le preocupa a esta pobre mujer es Dominga, quien padece de hipotiroidismo congénito, una rara enfermedad que no le permite crecer. Además sufre de un leve retardo mental.
Para poder crecer, la joven debe tomar unas pastillas que se llaman T4 Levoteroxina, que tienen un costo de $ 20.00 cada una, por lo que se le hace imposible poder comprarlas.
Basilia cree que su hija nació así por un golpe que recibió en la barriga cuando cosechaba arroz en las montañas de Las Palmas, en Veraguas.
Con la ilusión de encontrar mejor vida, abandonó Las Palmas; sin embargo, lo que encontró en la ciudad capital fue la misma pobreza que trató de dejar atrás.
Una pequeña estufa de mesa, y una cama donde duerme con sus dos hijas son las únicas posesiones que tiene en su casita a la que también le falta la luz.
Lo que más desea en la vida es que alguien le pueda ayudar con la instalación de la luz en su residencia y con la construcción de un cuarto especial que necesita Dominga, debido a su enfermedad.
También un baño, porque el que tienen es de hueco y está a punto de llenarse. Ella no pide mucho y se conforma con lo que puedan darle, ya que con sacrificio trata de sacar adelante sola a su familia, pues se separó de su esposo hace más de 10 años. Cuando se acuerda, le manda algo para las niñas.