- Los granjeros comienzan a experimentar con especies como el abeto turco.
Jeff Pollard subió fatigosamente la empinada pendiente y se detuvo junto a un árbol marrón sin vida. Dos meses antes, los empleados le colocaron una etiqueta para indicar que este, un abeto de Fraser, estaba listo para el mercado.
Iba a estar en la sala de alguien como árbol de Navidad. Pero ahora está muerto. Nunca recuperaré lo que me costó, dijo encogiéndose de hombros. Once años de trabajo para nada.
El culpable es el hongo fitóftora, que se aloja en las raíces y que provoca la deshidratación de la planta.
Pollard ha cultivado abetos de Fraser en estas montañas del oeste de Carolina del Norte durante 40 años y lo considera el árbol por excelencia.
Pero este problema persistente ha hecho que busque otras especies en el lugar de nacimiento del mismo San Nicolás.