Con el descenso de las temperaturas, la capital argentina comenzó a dejar atrás una histórica ola de calor, la peor en 107 años, y a normalizar su servicio eléctrico, tras una crisis energética marcada por apagones y críticas a las autoridades y a las compañías del sector.
El Servicio Meteorológico Nacional argentino (SMN) rebajó de roja a amarilla la alerta en Buenos Aires y su área metropolitana.