Malos hábitos alimenticios, entre los que se cuenta el consumo de mucho refresco y frituras, hacen que muchos venezolanos sean gordos o desnutridos, dos de los problemas a los que se enfrentan países ricos y pobres en la actualidad y que se han instalado en el país como un desafío para las políticas públicas.
De hecho, en junio, la Organización Mundial para la Agricultura y Alimentación (FAO) premió a Venezuela por sus avances en la lucha contra el hambre, algo criticado desde la oposición que asegura que en el país se come mal y hay escasez de alimentos.