Desde un lugar poco acostumbrado, el entrenador Steve Kerr dio un mensaje enfático a los Warriors. Debían jugar como si les urgiera conseguir el triunfo.
Los Warriors hicieron exactamente eso, mientras su entrenador miraba el encuentro desde los vestuarios, aún sin recuperarse plenamente de un problema en la columna vertebral. El técnico rival, Gregg Popovich, quedó atónito y criticó a sus Spurs por compadecerse a sí mismos en un encuentro en que carecieron de su astro lesionado Kawhi Leonard.