Cada día, en la zona paga de El Marañón, en la 5 de Mayo, hombres y mujeres no saben si sentarse en el piso, recostarse en la pared o simplemente tomar otra alternativa de transporte ante la demora del metrobús.
La espera ha desgastado su paciencia, mente y juicio, dijo un hombre, quien aguardaba en medio de la larga fila, que aumentaba más al no dar señal el troncal. Pasaban 30 minutos, y nada.