Le pido disculpas públicas a la producción de Top Chef en Navidad por no publicar mi crítica el miércoles ni hoy sobre estos especiales, pero mi conciencia, a veces perversa y malévola, me impide no escribir hoy sobre lo que han sido los noticiarios en los últimos días.
Asco, ganas de vomitar, de escupirles la cara y hasta diarrea. Eso es lo que me provocó, sentí y sigo sintiendo- al ver las coberturas seudonoticiosas de las televisoras --y de algunos diarios-- sobre el desmadre que se formó en Pan de Azúcar con las llamadas Naviferias.





