Poco común es ver a una mujer frente al volante de un transporte público de pasajeros, aunque esto se ha vuelto muy normal, hay quienes sí se atreven a dedicarse a esa profesión.
Por un lado se debe al estereotipo que se tiene hacia ellas de pensar que porque son "el sexo débil", no tienen la capacidad de hacer lo mismo que un hombre, pero en la actualidad ha quedado demostrado que no existe debilidad, sino más bien las ganas de superarse y salir adelante.