La fe mueve montañas y de eso está claro el padre del corredor chiricano Jorge Castelblanco (que lleva su mismo nombre), luego de que su hijo alcanzara el pasado domingo la clasificación a los Juegos Olímpicos 2016 de Río de Janeiro, Brasil.
"Le pedía mucho a Dios por eso (la clasificación a Río 2016) y a los santitos que tengo en mi cuarto para que me hicieran el milagro. Les prendí velas por eso", dijo ayer el orgulloso padre, en conversación vía telefónica con "día a día" desde la provincia de Chiriquí.