Armando Cooper continúa con sus ínfulas de divo, caminando sobre las nubes. Por segundo día consecutivo, el mediocampista se hizo el exquisito y no le dio la gana de atender a la prensa.
Ignoró, sin asco alguno, a los periodistas presentes en el estadio Rommel Fernández que, al grito de: ¡Cooper... Cooper!, pretendían obtener algún tipo de reacción del seleccionado nacional. Este, sin embargo, ni siquiera dedicó un gesto o una palabra para decir que no quería brindar declaraciones.





