El presidente Barack Obama y su homólogo cubano Raúl Castro hablaron por teléfono sobre los avances para normalizar las relaciones entre sus países.
La inusual llamada se llevó a cabo antes de que el papa Francisco visite Cuba y Estados Unidos. El pontífice desempeñó un papel crucial en las conversaciones secretas que derivaron en un deshielo en las relaciones entre los dos enemigos de la Guerra Fría.





