Klara Balogova tenía 18 años y estaba embarazada y sin un centavo cuando viajó miles de kilómetros de Eslovaquia a Inglaterra para casarse con un hombre que no conocía.
Sabía que él no la quería, ni a su hijo. Se trataba de un paquistaní de 23 años que lo único que buscaba era regularizar su situación migratoria en Europa.