Jeff Pollard subió fatigosamente la empinada pendiente y se detuvo junto a un árbol marrón sin vida. Dos meses antes, los empleados le colocaron una etiqueta indicando que el abeto de Fraser estaba listo para el mercado.
Iba a estar en la sala de alguien como árbol de Navidad. Pero ahora está muerto.
``Nunca recuperaré lo que me costó'' dijo encogiéndose de hombros. ``Once años de trabajo, para nada''.