Ayer fue un día estresante para los más de tres millones de panameños, desde que los primeros rayos del sol salieron, los tranques eran los que te daban los buenos días. Las calles estaban de locos, las filas eran interminables; la gente en su afán de llegar rápido a los 'mall' se bajaban de los autos y prefería caminar. Los corredores parecían una procesión.
En fin, el 29 de noviembre fue un día espantoso y terrorífico, aunque no soy partidario de los viernes negros, decidí acompañar a mi esposa a hacer unas compritas.