Llevan alegría o enojo. Las miradas de miles de panameños están fijas durante 30 minutos en las balotas que cada domingo, miércoles o el último viernes de cada mes se mueven en el ánfora; todos esperan ganarse el primer premio de la lotería para mejorar su situación económica y reman cada vez que ven que sacan una.
Pero es poco lo que se conoce de las queridas bolas fabricadas con marfil sintético o acrílico duro.





