Otra ciudad de Estados Unidos que se rindió a los pies de Mariano Rivera fue Los Ángeles, que se preparó para darle una buena despedida al mejor cerrador de todos los tiempos.
Para mí es un privilegio, dijo Rivera a unos 18 empleados de los Dodgers. Nunca tuve la oportunidad, a menos que esté en el campo o en la sede del club (Yanquis), para darles las gracias por lo que hacen por el béisbol, agregó.





