A un pueblo lejano, un día llegó un anciano sabio. Unos jóvenes decidieron probarlo. Fueron hasta él y le preguntaron: "Si eres un sabio, entonces dinos ¿quién es la mejor persona de este pueblo?".
Al día siguiente, se posicionó en una calle donde todos los ciudadanos pasaban continuamente. Colocó un cartel que decía: "Necesito algo de usted, por favor, dóneme alguna cosa".