La nostalgia invadía la mirada de cientos de enfermeras, quienes orgullosas llevan puestos sus uniformes blancos impecables para acoger el agasajo y mención honorífica que se efectuaba en ese momento.
Apoyada en un bastón de color chocolate y visitando algunos de los puestos donde compartían sus colegas estaba Gladys Bravo, a quien recibían con mucha emoción; no era para menos, ya que ella fue una de las primeras presidentas de la Asociación de Enfermeras de Panamá.