En un terreno de siete hectáreas de área verde y un sol que penetraba la piel, 36 niños introducían sus manitos en la tierra para sembrar guayacanes, árbol Panamá, entre otros tipos de plantas.
Los moñitos recién peinados con ganchos blancos colgando en la frente destacaban en Némesis Candel, de ocho años, quien siente que el medioambiente es parte esencial de todos los humanos y por eso se debe cuidar.





